MATERIAL GUION CON DIALOGOS

Mi corazón se precipitaba, al acercarme podía sentir su perfume a cítricos, era un perfume que las mujeres mayores sabían hacer y el secreto de sus componentes los pasaban de generación en generación. Tomo el paquete me miro y dijo en voz -Gracias Se sonrojo, le conteste rápidamente. -Por nada, es este viento. -puede ser. Me sentí un tonto, no se me ocurría nada como para comenzar una charla, ella ya se estaba incorporando, tomo fuertemente su bolsa, parecía pesarle, así que aproveche y le dije: -Quieres que te ayude? No tengo apuro y te podría acompañar. Perdón no me presente, me llamo… Ella respondió de improvisto: -Edward -Pero ¿Cómo sabes mi nombre?, creo que nunca habíamos hablado antes. -Todos en la Aldea te conocemos, eres el niño raro. -¿Raro? -¿Te parece que no? te la pasas encerrado en la casa abandonada, en la escuela eras casi un ermitaños, la verdad siempre morí de curiosidad por saber en qué andabas. Me sentí ridículo, preferiría que no me conociera, pero bueno por lo menos tenía algo por dónde empezar, le daba curiosidad. -Pero nunca te acercaste, con solo preguntar, te hubiéramos invitado… (Mientras decía esas palabras sabia fielmente que nunca lo hubiéramos hecho) -Estás muy cargada, déjame que tome la bolsa -Bueno, la verdad es que es muy pesada. -Espero que tu novio no se enoje al vernos. -No tengo novio, igual mi madre es bastante sobreprotectora. Pero solo me estas ayudando. El viento volvió a golpear con fuerza, pero eso ya no me importaba, mi corazón estaba cálido, había encontrado una razón para amar a ese invierno con todas las fuerzas. Estaba ocurriendo, lo había logrado estaba caminando al lado de la mujer que adore como si fuera una diosa griega. El cielo gris parecía estar más iluminado y las calles se convertirían en doradas con las hojas que revoloteaban por ellas. Nos perdimos en el terraplén, mientras la bruma húmeda empezaba a subir del agua…

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